En el diario La Nación de hoy estuve leyendo esta nota acerca de 1 de los 11000 empleados cesantes de las AFJP y que resume la angustia de cada uno de ellos por la incertidumbre acerca de su futuro y de sus familias, además de como algunos sindicatos están aprovechando el momento que están pasando para llevar agua a su molino.
Creo que el gobierno y el Congreso además de robarnos nuestro futuro, a muchos argentinos les robaron el presente.
Creo que el gobierno y el Congreso además de robarnos nuestro futuro, a muchos argentinos les robaron el presente.
Argentina tiene un problema mucho mayor que un mal gobierno, los argentinos. No tenemos cura. Parodiando a Eduardo Duhalde, "estamos condenados al fracaso".
Luis Romero ve pasar unas 3000 facturas por mes en su oficina de pago a proveedores de Máxima. Su futuro, y el de sus tres jóvenes hijos, está por cambiar de forma dramática, y él lo sabe, a juzgar por la tristeza de sus palabras y gestos.
"No sé cómo explicarles lo que me está pasando", dice, con una mueca. Cuenta que acudió a la línea gratuita establecida por la Anses para conseguir información y anotarse en la búsqueda de un empleo público, después de 14 años de trabajo en la misma compañía. "Será una lotería, no va a haber trabajo para todos. Además, a los 49 años, no me veo entreteniéndome con tres papeles para que se me pase el día", sostiene.
Romero relata con bronca que algunos sindicatos, como UPCN y la Asociación de Personal de Organismos de Seguridad Social (Apops), sondearon a empleados dispuestos a conseguir empleo público.
"Me contaron que los hacen llenar la ficha de afiliación al sindicato antes de ofrecerles un puesto. Llevan agua para su molino", se queja, antes de prometer que seguirá luchando.
"La voy a pelear, seré uno de los tantos en presentar amparos; no pueden hacernos lo que quieren", enfatiza, sin estridencias.
Luis Romero ve pasar unas 3000 facturas por mes en su oficina de pago a proveedores de Máxima. Su futuro, y el de sus tres jóvenes hijos, está por cambiar de forma dramática, y él lo sabe, a juzgar por la tristeza de sus palabras y gestos.
"No sé cómo explicarles lo que me está pasando", dice, con una mueca. Cuenta que acudió a la línea gratuita establecida por la Anses para conseguir información y anotarse en la búsqueda de un empleo público, después de 14 años de trabajo en la misma compañía. "Será una lotería, no va a haber trabajo para todos. Además, a los 49 años, no me veo entreteniéndome con tres papeles para que se me pase el día", sostiene.
Romero relata con bronca que algunos sindicatos, como UPCN y la Asociación de Personal de Organismos de Seguridad Social (Apops), sondearon a empleados dispuestos a conseguir empleo público.
"Me contaron que los hacen llenar la ficha de afiliación al sindicato antes de ofrecerles un puesto. Llevan agua para su molino", se queja, antes de prometer que seguirá luchando.
"La voy a pelear, seré uno de los tantos en presentar amparos; no pueden hacernos lo que quieren", enfatiza, sin estridencias.
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