¿Qué tienen en común Bill Gates, Warren Buffett, Carlos Slim o Paul Allen?
Se trata de un club selecto: el de los multimillonarios. Ellos han decidido regalar algunos consejos:
Si usted cree tener un estilo inigualable para relacionarse con el dinero, entonces quizá deba tomarse unos minutos y leer cómo lo hacen aquellos que tienen más que usted –y que todos nosotros– en la cuenta bancaria.
Y no sólo eso. Haber conseguido que se desprendan de algunos consejos también vale algo. Es que siempre se trata de lo mismo. ¿De qué? ¡Dinero! (pensamos que a esta altura ya estaba claro) y de cómo gastarlo y ahorrarlo, dos cuestiones que nos persiguen a todos (quizás más lo segundo que lo primero) pero en fin... Que el vil metal gravita fuerte en nuestras vidas es una verdad indiscutible.
Hay quienes gracias a talento, experiencia, oportunismo, suerte y relaciones con el más allá han logrado la receta mágica: ni más ni menos que el equilibrio entre ahorrar y gastar y, porque de eso se trata, seguir juntando para amasar fortuna.
La voz de los expertos Thomas J. Stanley y William D. Danko son seguramente los mayores expertos en millonarios estadounidenses, y han realizado el estudio más ambicioso dedicado a ellos, en su libro The Millionare Next Door (El millonario de la puerta de al lado). En él, investigan a más de tres millones y medio de familias que tienen un patrimonio de un millón de dólares o más. ¿Quiénes son? ¿Qué han hecho para llegar hasta allí?
La receta
1. Gastar menos de lo que se gana para poder ahorrar a largo plazo. Aprender a vivir por debajo de las posibilidades reales.
2. Es más importante lograr la independencia económica que demostrar un nivel de vida alto.
3. Hacer un culto del emprendimiento y de la independencia económica. ¡Ah! y enseñárselo a los hijos. He ahí el mejor regalo de todos.
4. Parece que no hay dudas: es más probable que un emprendedor se haga de un mejor patrimonio que un empleado.
5. Hay que hacerse tiempo para detectar oportunidades de negocio. Y entonces sí aplicar todas las energías para generar dinero.
6. Hay que exponerle a alguien las ideas propias. Seguramente lo verá de distinta manera y eso enriquecerá el proyecto.
7. Es necesario separar el capital personal del dinero que corresponde al negocio. Esto da mayor objetividad al administrar la empresa.
8. ¿Diversificar? Sí. Si se tiene un negocio, entonces hay que invertir en otros sectores. Las ganancias que arroje uno de ellos permitirán equilibrar pérdidas en el otro.
9. Cuando uno se lanza a un emprendimiento, hay que considerar en los gastos de operación un sueldo mensual fijo para uno. Es que nosotros también comemos. Dará equilibrio y seguridad a las finanzas personales
10. Un nivel de vida alto genera alto consumo, cuestión difícil de sostener en el tiempo sin incurrir en altas deudas y poco ahorro.
11. Algo que ya se dijo pero de distinta manera: si se compran muchas cosas para aparentar ser rico, es muy probable que nunca se alcance ese estatus.
12. Parece que hay que ser como los lirios del campo: sencillos, frugales, estables. Esto genera una sensación de seguridad y protección para las personas que comparten el estilo de vida.
13. Uno bueno: a todos nos gustan las historias de los millonarios casi adolescentes, que hicieron el dinero por control remoto desde un garage. Sin embargo, no hay muchos, son la excepción a la regla. El grueso de las personas logran estabilidad económica y prosperidad después de los 40 años tras varias temporadas de esfuerzo, prueba y error.
14. Otro piola: no dejar que la plata que entra determine el nivel de gasto. Borrar de la cabeza la idea de que, “como gano más puedo gastar más”.
15. Sea previsor. Todos podemos enfermarnos (toquemos madera), o sufrir algún accidente (de nuevo) y otro tipo de imprevistos. Piense en seguros o instrumentos que lo respalden.
16. Proyecte, póngase objetivos de inversión y ahorro. Esto le ayudará a encaminar sus acciones hacia esas metas.
17. ¿A quién no le han dicho “¡Sos un consumista!”? Bueno, si es de esos que se desespera en el supermercado o el shopping, piense que con las emociones ocurre lo mismo que cuando uno va al supermercado con hambre: se compra toda la góndola como si lo fuera a comer ahí mismo. Destierre el impulso triste o feliz que rige su compra. O aprenda a ver qué le pasa.
18. Rehúya a la idea de que, como tiene poco dinero para ahorrar, no vale la pena ahorrar nada. Es más difícil ahorrar cuando uno tiene más. ¡Créales!
19. Hay que trabajar, ahorrar, invertir. Y agreguemos uno más: ¡leer todos los consejos!
¿Y el consejo 20? Bueno, nadie sabe. Parece que el último no estaba. Ergo, no quisieron darlo. Adivinemos entonces: hay que ser intuitivo. Así que, utilizando este último consejo, lo mejor es siempre quedarse con algo para los tiempos difíciles; en este caso, el último consejo.
Fuente: InfoBAE
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