- Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que le pida, así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
- No le de ninguna educación espiritual. Espere que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
- Cuando diga palabrotas ríase de ellas, esto le animará a hacer más cosas graciosas.
- No le regañe nunca ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
- Recoja todo lo que deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes, hágaselo todo, así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
- Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide que sus platos estén esterilizados pero que su mente se llene de basura.
- Discuta y riña con su cónyuge a menudo en presencia del niño, así no se sorprenderá ni le dolerá demasiado el día en que la familia quede destrozada para siempre.
- Dele todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para disponer de dinero es necesario trabajar.
- Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres, ya que el sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
- Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que lo que de verdad quieren es fastidiarlo.
Si seguimos estos consejos es fácil que hagamos en casa un pequeño tirano que con el tiempo se puede convertir en un auténtico chorizo (expresión gallega equivalente a ladrón).
Fuente: Jorge Lanata
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