Los que crecimos con el gobierno militar, creíamos que con la democracia pasaríamos de ser un país del tercer mundo a un país del primer mundo. Con la democracia terminaríamos con la inseguridad, la inflación, la injusticia, el desempleo, los funcionarios corruptos, la falta de educación, jubilaciones miserables, y tantos problemas más que nos estaban aquejando con los militares.
El 30 de Octubre cumplimos 25 años de democracia. Pasaron los presidentes Raul Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner.
Nueve presidentes y todavía en veremos. ¿Habremos tenido los presidentes que nos merecíamos? ¿Somos tan corruptos e ineficientes como los gobernantes que tuvimos?
No hay duda que la democracia es el modelo a seguir, pero ¡qué ineficientes que resultamos los argentinos para votar, gobernar, ejercer la democracia! ¿Nuestros cerebros quedaron tan atrofiados luego de los gobiernos militares?
¿Seremos capaces de modificar esta historia y el año que viene en las elecciones comenzar a cambiar la historia? Espero que si, no seamos otra república perdida. Sino "Dios y la patria nos lo demanden".
Hay algo que la democracia argentina no será capaz de eliminar de su prontuario, y es haber hecho ingresar a un camino sin vuelta en la confianza internacional, al default. El mundo jamás nos perdonará esto. Nuestro "Qué Dios se lo pague" dejará una huella inolvidable. Cuando se pierde la confianza, esta no se recupera nunca más.
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