Durante el juzgamiento a las juntas militares que destruyeron nuestra incipiente democracia en los años 70, se habló hasta el hartazgo de la "Obediencia Debida" y de los ejecutores de prácticas delictivas y detestables de estas personas que fueron "ordenadas" a realizar esos "trabajos".
Se habló tanto de esto que hablar de "Obediencia Debida" se transformó en una mala palabra.
Estamos en un punto donde los legisladores K, son forzados a aceptar la "Obediencia Debida" a los K, a costa de saber perfectamente que, si se aprueba la 125 tal como está, no se soluciona nada y volveremos a tener el clima de incertidumbre de los últimos meses.
Estos últimos días tuvimos un hecho que demuestra las consecuencias de esta "Obediencia Debida" para los legisladores, gobernadores, intendentes o funcionarios que sigan esta línea. Daniel Scioli, pagó con su carrera política la "Obediencia Debida" y ya no podrá circular por la Provincia de Buenos Aires sin custodia policial o un ejército de gendarmes. Cristina necesitó un ejército alrededor suyo para visitar Chivilcoy.
¿Qué paradoja, no? La "Obediencia Debida" sonaba a un tema militar. Ahora suena a un gobierno K.
Esperemos que reine la cordura, se solucione este conflicto, volvamos a concentrarnos en cómo mejorar este país (que está bastante mal por cierto), y de este tipo de "Obediencia Debida" no hablemos "Nunca más". ¿O será "NunKa más"?
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