Comparto un excelente post de Esteban Peicovich en el blog "El Palabrero" donde invita a una reflexión para todos los argentinos. Quizás algún día reafirmemos lo que va bien y corrijamos lo que va mal, y no creemos problemas donde no los hay...
¿Y si vendemos el país? (digo, antes de seguir rompiéndolo como lo hacemos) Venderlo, sí. Ponerlo a remate. Darlo al mejor postor y repartir entre 40 millones lo que den. Tal como va, no va. Japoneses, escandinavos o alemanes, en tres años, lo pondrían a la cabeza del mundo. Nosotros no podemos. O tal vez no sabemos. Y, seguro, no queremos. Venderlo, digo, antes que no quede nada por vender. Lula frenó esta semana con leyes la gula de mercaderes foráneos que merodean su Amazonia: ”El mundo debe saber que tiene dueño: el pueblo brasileño”. Aquí compran glaciares, minas, pedazo de provincia aquí, lagos allá. Que el país tiene 2.800.000 kms cuadrados es un dato de antaño. Cuando había gente mejor que nosotros. Hoy habría que descontar lo comprado y mapear de nuevo. No hay quien lo haga. Estamos muy ocupados en mascar el chicle del traspie de Nalbandián, la opción Agüero o Messi o la bailanta de Tinelli. Por eso, antes de que no quede nada, mejor vendamos. Es que, o no nos queremos o no queremos al país. Tal vez lo nuestro fuera Marte (o la Luna) En la Tierra la desbarramos día a día. No damos pie con bola. Perdemos la calesita. No nos acoplamos a los que se llama país. Algo no cierra. Tal vez si primero pasáramos una década en Alaska o Namibia. O si nos obligaran a obtener un máster de ciencias sociales en Afganistán. Puede que al regreso nos fuera distinto. Otra sería la Argentina y nosotros en ella. Pero así no va. Este no es el modo de tratar al país boutique que nos tocó en la ruleta de naciones. Por eso: vendamos. ¿Qué es una propuesta indecente? Sí. ¿Realista? También. Porque ¿hasta cuándo puede una población vivir a espaldas de sí misma? ¿Y no por ella sino por la gente que elige para que la acose y abuse socialmente? ¿Odiamos el beneficio? ¿Nos place el maleficio? ¿Hasta cuándo esta maligna furia por demoler, anular, depredar, no entender, el lugar donde vivimos? ¿Cuánto tiempo más ser el hazmerreír del mundo? Sobran pruebas que preferimos no ir a mejor y ahondar lo peor. Salud marginada. Educación al garete. Seguridad a la intemperie. Ministros que no espabilan. Gobierno trucado. Vendamos. Gran Bretaña fue el primer país en ponerse precio: 8,8 billones de dólares. Sumó autos, aviones, caminos, edificios, puentes, todo lo alzado allí en sus siglos (menos la gente, claro). Aquí, en proporción y dada la calidad de la tierra, el precio se iría a los 100 billones. Pero ¿quién lo compraría con nosotros dentro? Es aquí donde falla el más fantástico negocio del planeta: comprar la Argentina. Todo por ser como somos. En el reparto nos podrían tocar unos 5 millones de dólares per cápita. Seríamos los 40 millones de turistas más acaudalados, la ciudadanía millonaria más grande de la Tierra. Pero zíngara. De andar saltando de país en país. De “no hallarse” en ninguno. Hastiados de hoteles. Vaciados de palabras. Huérfanos de tics, filias, fobias, sueños, ídolos y pasiones comunes a todos. ¿Sería negocio? (Pesadilla de este calibre me quedó tras 80 días de soportar la ristra de galimatías de quien luce como 1er. ministro y portavoz de un muy encarajinado propósito oficial)
No Esteba, el tema sería alquilarlo, menos la prov. de bs.as. y la capital federal, allí residiríamos los 40 millones y viviríamos de la renta. Tendríamos la riqueza de la pampa húmeda, e iríamos y vendríamos de la capital en donde seguiría existiendo el ombligo del país, donde se dice que tiene su escritorio, donde atiende Dios, a pesar de estar en todas partes. Creo que podríamos concilir una cultura que nos permita la buena inversión, vivir con esa renta y estando más juntos hasta podríamos conocernos mejor y ser solidariamente amigos entre todos los argentinos.
ResponderEliminar